domingo, 12 de agosto de 2007

Palabras que para este capítulo
me escribiera María Rosa Lojo.


LA CASA DE LAS PALABRAS

Nada es real para nosotros, humanos, si no logramos nombrarlo. Nada conocemos verdaderamente del mundo o de nosotros mismos, mientras no lo escribimos. El mundo no es de palabras, pero sin palabras no habría mundo, sólo dispersión y caos. Lo sin palabras es Dios, que las excede a todas, o es lo inhumano y lo informe más acá de ellas, en la intemperie de la noche exterior donde su privación nos arrojaría, perdidos para nosotros y para los otros. Dijo un filósofo que la palabra es la casa del ser. Al menos para mí, que aún soy, es mi casa y es la casa donde otros entrarán para leer la huella de mi vida. La casa donde habitaré también cuando esté muerta.

María Rosa Lojo
Alicia Weingarten, compositora, pianista y amiga.

RITOS MÁGICOS

Con la sencillez de una piadosa creyente
cruza la sala y se dirige hasta el siglo XVIII.
Sus pequeñas manos, que van y vienen por el teclado,
ya no son las suyas. Entramos en un palacio de Viena
de puertas-espejos con marcos dorados a la hoja. La melodía
reflejada en los cristales es más rápida que la lluvia.
Los candelabros no quieren soltar humo ni lágrimas
y los personajes de los cuadros
abren tímidamente sus cuadernos personales. Ritos mágicos
se realizan en un fragante jardín de jazmines y magnolias,
donde una eternidad
en musgo verde envuelve un sepulcro de piedra.
Las paredes están tapizadas de damasco. El artesonado
de los techos es un trabajo que sigue el ritmo de las notas.
Un gobelino de Escipión el africano
nos muestra la formación de un ejército antes del combate.
Ancestros y blasones en vitrales. Nuestras miradas
suben y bajan por escaleras de mármol,
por delicadas figuras de ébano y marfil
y terminan en viejos relojes de bronce que se han dormido.
De pronto, todo el verdor del follaje de la tarde
se apaga y deja caer el agua de una fuente.
Cuando abrimos los ojos preguntamos
qué hemos escuchado.
-Era Domenico Scarlatti-
nos dice Alicia Weingarten cerrando el piano.
Reflexiones acerca de una vieja amistad literaria
por Miroslav Scheuba

"Ahora vemos en un espejo, en enigma.
Entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco de un modo parcial,
pero entonces conoceré como soy conocido."
De la primera epístola San Pablo a los Corintios.

Es fama que Macedonio Fernández y Jorge Luis Borges se admiraban recíprocamente. Macedonio había sido amigo de Borges padre y el joven escritor estaba deslumbrado con sus observaciones metafísicas. Por esa época el joven Jorge Luis Borges se entretenía leyendo con fruición "Los miserables", la novela deVíctor Hugo, Macedonio le reprochaba que le dedicara tanto tiempo a ese autor francés -que casualmente había nacido en España porque su padre era el embajador francés en Madrid- diciéndole "Salí de acá con ese gallego que habla y habla y no se da cuenta de que el lector hace rato que se ha ido". Está comprobado que el primero le debe su fama al segundo; uno existió para que existiera el otro. Los pocos textos del mayor y los muchos del menor, ya no podrán perderse; ahora el menor es el mayor. Las palabras de éste y las ideas de aquel, se parecen; viven en nuestra buena literatura.

Después de años de leer a Borges y a Macedonio, he ido ordenando algunas palabras y frases de los dos para que ellos retomen un diálogo en imperfectos endecasílabos. Tal vez, ese diálogo nunca se interrumpió, sólo que se habrá hecho más íntimo, o casi secreto, desde que Macedonio encontró cama en esa pensión que otros llaman Cementerio de la Recoleta y que Borges fuera escondido -bajo la amarilla excusa de alejarlo de la prensa- en un silencioso jardín de Ginebra.











Macedonio pregunta

Tendido boca arriba bajo el cielo,
inmóvil y sumido en plena calma,
he logrado el reposo de mi alma
sin traje de madera y sin el velo.
Amigo, ya se sabe que estoy quieto,
olvidado del mundo y de su suerte,
medio muerto te hablo de la muerte
esa virgen que esconde su secreto.
Luz de luna en reflejo encandilado,
un rostro del espejo me ha mirado
y me ha visto en los ojos mis temores.
En la vigilia, se sueña y se delira.
¿Vuelve el alma al campo que suspira
si son nuevos los viejos resplandores?

Borges responde

Ya sé quien soy, amigo caminante.
Mi bastón le pregunta al recinto
¿ya no estuve en este laberinto
donde Virgilio conversa con Dante?
En mis libros traduje la fortuna
del río, del jazmín que aroma el verso,
del tigre, oro cruel del universo,
de la noche, los astros y la luna.
En el ciego camello del destino
fui al muere. No tuve más camino
que el Ródano, un jardín y el incierto
verbo volver que ya no se conjuga
con aquel símbolo de la tortuga
y con Aquiles, otro que no ha muerto.

Miroslav Scheuba.
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de María Judith Molinari, amiga de Borges y de su señora madre:
LEONOR ACEVEDO DE BORGES

Cuántas veces hablamos en la plaza
bienhechora de verdes y de sombra.
El espléndido árbol que te nombra
hoy me ha traído, aquí, frente a tu casa.
Me hace bien visitarte. No es escasa
esa ley de la tarde que aún asombra.
Altas voces bajaron. Una alfombra
con pétalos azules se desplaza.
Sosegado este banco me recuerda
aquel tiempo pasado que concuerda
con las cintas celestes de tu gloria.
Así te sigo viendo en mi poesía.
Tus lúcidas mañanas, tu alegría
me ayudan a nombrarte en esta historia.

Foto histórica: detrás del escritor Jorge Luis Borges está su madre, doña Leonor Acevedo de Borges y a su diestra, Victoria Ocampo.

Victoria Ocampo, SUR paredón y después.

1890- 1976

“Ya nunca me verás como me vieras
recostado en la vidriera, esperándote.”


Hace falta algo más que un tango para evocar a una mujer bella, rica e inteligente. Y así era Victoria Ocampo, lástima que la conocí demasiado tarde, un 21 de septiembre de 1976, cuando sus dos primeras virtudes ya estaban atemperadas. Yo era un gastrónomo de 26 abriles que gastaba sus ahorros en libros y coleccionaba escritores. No les pedía autógrafos ni intentaba fotografiarme al lado de ellos, simplemente quería verlos decerca y si me permitían, cambiar algunas palabras. La tarde que sumé a V.O. a la lista, adquirí en la Editorial SUR, un viejo número triple de la revista: 192/193/194 dedicado a celebrar los primeros 20 años de la mejor revista literaria que ha tenido América en el siglo XX. Si alguien conoce otra, ruego que me lo haga saber por correo electrónico a mirosvin@ yahoo.comSin ir más lejos, comentaré ese ejemplar titulado 1931-1951 el cual se estuvo gestando durante todo 1950 para pasar revista a la revista y organizar un desfile literario que homenajeara a la editorial, de modo que de entrada no más uno pudiera ver marchar a todos los colaboradores que hasta esa fecha SUR había tenido: 15 alemanes, 2 belgas, 41 españoles, 80 franceses,55 ingleses, 14 italianos, 190 latinoamericanos, 1 Jorge Luis Borges, 35 norteamericanos, 11 rusos y 5 suizos. En este volumen, Guillermo de Torre (casado con Norah Borges) le toca escribirla Evocación e Inventario de “SUR”. De Torre en su nota nos dice:

"No todos los días se cumplen veinte años en el calendario de las revistas no comerciales, no mayoritarias, dirigidas a un público –forzosamente limitado en todos los países, si bien en algunos queda compensado por la naturaleza de sus apoyos- al que no pretende degradar, no todos los días revistas de esta alta calidad alcanzan tan insólito aniversario, contrariando el sino más común de su efimeridad. Cierto es que en este punto no puede reivindicar SUR una unicidad absoluta, aun entre las revistas literarias del mismo idioma. Todavía -y por muchos años sea- circulan por el continente el veterano Repertorio Americano de Costa Rica, y algunas otras, como Atenea de Chile y Alfar del Uruguay, que han superado las dos décadas. Y en la misma Argentina hubo el caso de Nosotros. (...) Cuando SUR apareció, y en toda la década del 30, la galaxia del firmamento revisteril se integraba con astros resplandecientes: Revista de Occidente, Commerce, La Nouvelle Revue Française, Criterion, Corona, Novecento, Transition, The Hound and Horn, Neue Schweizer Rundschau, The Adelphi, Der Querchnitt, Documents, The New Review, Variétés, Bifur, etc. ,etc. No sólo aquellas revistas sino otras varias que surgieron entre guerras, o aun después de la última (Plans, Cruz y Raya, Hora de España, Mesures, Minotaure, Quadrante, Solaria, Poesie, Horizon, New Writings, Fontaine, L’Arche, Nuova Resegna, Romance, El hijo pródigo, Cabalgata, Realidad) también han dejado lamentablemente de publicarse, aunque estuvieran resignadas a la estrictez, sin aquella holgura, aquella suntuosidad que fue norma de algunas de las primeramente mencionadas, y cuyo arquetipo representó quizá Commerce, modelo aproximado en lo material de SUR (primera época, serie blanca), mas no en constancia y desinterés por parte de sus sostenedores, aquí vertidos al caso singular –al de Victoria Ocampo- para mayor mérito.

Sigue un ensayo titulado Trayectoria de la religión griega firmado por Alfonso Reyes, el notable mexicano dedicado, entre otras cosas, a la literatura y a la diplomacia. Reyes es la letra viva de aquella época de grandes escritores continentales capaces de milenaria sabiduría y de humanismo iluminado, tan disímiles a los de ésta, donde cualquier azteca posmoderno a la hora de escribir se destaca por la rapidez de su marketing y la oscuridad de su imperfección.

La Personalidad y el Buddha es el tema elegido por Borges.

San Agustín, es el tema de Waldo Frank. El fue uno de los impulsores –junto con Eduardo Mallea- de la fundación de la revista SUR (Aquí Waldo Frank no se refiere al santo doctor de la iglesia sino a un perdido pueblo colombiano.)

Sobre la Naturaleza de la Creación Pictórica escribe André Malraux y traduce Daniel Devoto, acaso el más inteligente de los escritores de la llamada Generación del 40.

El Ideal Clásico de la Forma Poética es el tema de Amado Alonso.

La Grandeza del Hombre más Vasta y más Completa que su Bajeza,
es elescrito de Roger Callois. ¡Genio! (traduce Baeza).

Precisiones (sobre la cultura y sobre una forma del romanticismo contemporáneo) es el tema de Julien Benda (traduce Pepe Bianco).

El Hombre, el Espíritu y la Cultura es la nota de Francisco Romero.

Fragmento de un Ensayo Historiológico, es el trabajo de Américo Castro.

La Apostilla para la Relectura de Nietzsche es de Ezequiel Martínez Estrada.

Nietzsche y la Desuniversalización del Mundo es de H. A Murena.

Sobre el Derrumbe de Nuestro Tiempo es de Ernesto Sábato.

El Pensamiento y Voluntad en Julián Marías es de Rosa Chacel.

POESIA
Gabriela Mistral le dedica a Victoria Kent “Mujer de Prisionero”.
Jules Supervielle regala Naissance d’un Palmier y Le Malade, ambos poemas aparecen en su idioma original y en español, traducido por Carlos Viola Soto.
De Le Malade, rescato la maravilla de estos dos versos con los que el poeta franco uruguayo termina el poema:
“Te pones a cantar en el mayor secreto
como lo hace la esperanza”

Jaime Torres Bodet: “Solidaridad”
Jorge Guillén: “Vida Extrema”
Rafael Alberti: “Buenos Aires en Tinta China”
(Río y Canción de la Boca)
Eduardo González Lanuza: “Cántico de Navidad”
Silvina Ocampo: “El oblicuo espejo”
Vicente Barbieri: “Tres figuras:
De la guerra; De la muerte; De la Vida”
J.R.Wilcock: “Epitalamio”
Octavio Paz: “ Primera vigilia”
H.A. Murena: “El viaje”,“El llamado”
Alberto Girri: “La separación”, “Memoria de Gardel”
María Elena Walsh: “Balada del tiempo perdido”
Enrique Molina: “Casa de amantes abandonada”
Y quedan en el tintero media docena de poetas y poemas como“¿Dónde fue?” de Jorge Vocos Lescano.

DISCUSIÓN
Sobre “Norteamérica, la hermosa” (Ensayo de Mary Mc Carthy) de V.O. “Norteamérica, la hermosa” de Mary McCarthy“Norteamérica, la hacendosa” de Ezequiel Martínez Estrada
“El turista o el Inmigrante Desmemoriado” de Luis Emilio Soto

ACTUALIDAD
“Reflexión coreana” de Daniel Cosio Villegas

DOCUMENTO
“Relato secreto” de Pierre Drieu la Rochelle

FICCIÓN
Alberto Moravia: “Acercarse al pueblo”
Eduardo Mallea: “La celebración”
Carmen Gándara: “La fiesta infantil”
Juan Goyanarte: “El matagatos”
José Bianco: Un pretexto

ENSAYOS
“El mito del hombre acosado en la literatura actual” de Rene Marill Alberes
“Superación del regionalismo en la literatura italiana” de Atilio Dabini
“De un cuaderno de apuntes” de Adolfo Bioy Casares
“Un autógrafo de Bernard Shaw” de Enrique Anderson Imbert

ARTES PLÁSTICAS
Consideraciones sobre el arte argentino en el período 1930-1950 de Julio E. Payró

NOTAS DE LIBROS:16 notas sobre libros publicados recientemente incrementan en más de 30 páginas el número revisado. Son dignas de citar, la de Fryda Schulzt de Mantovani sobre “El juego de Abalorios” de Hermann Hesse; la de Daniel Devoto sobre “Poesías completas” de César Vallejo; la de Enrique Pezzoni sobre “El sitio de Londres” y “La lección del maestro y otros cuentos” de Henry James; la de Ezequiel Martínez Estrada sobre “1984” de George Orwell; la de Mario Albano sobre “La montaña de los siete círculos” de Thomas Merton; la de F.J. Solero sobre “El universo de Kafka” de Mario A. Lancelotti; y la de Julio Cortázar sobre “Soledad sonora” de Victoria Ocampo.

NOTAS DE TEATRO:
Mario A. Lancelotti: A propósito de El proceso en la versión de Gide y J.L. Barrault.
Miguel Alfredo Olivera: Dos obras de Giraudoux en Buenos Aires.




Al principio de este número triple, uno puede saber año tras año los libros publicados por SUR. En 1933 el primer título es nada más y nada menos que “Romancero gitano” de Federico García Lorca, y también con “Contrapunto” de Aldous Huxley y con “Canguro” de D. H. Lawrence, la editorial empieza una titánica tarea de lograr traducciones de primera calidad. En 1934 se traduce y se publica sólo un libro: “La virgen y el gitano” del mismo Lawrence. Durante 1935 la cosa aumenta, el número de títulos publicado sube a seis, destacándose entre ellos “Crónicas de mi vida” de Igor Stravinsky. La temporada 1936 fue realmente fructífera, de las trece publicaciones, una es de Huxley, dos de Gide, aparece “La condición humana” de André Malraux, “Tipos psicológicos” de Carl Jung, “Un cuarto propio” de Virginia Woolf, amén de una novela de Mallea y dos obras de V.O. Durante 1937 la lista sube a 16, pero el standard no baja, Victoria traduce y publica “Con los esclavos en la noria” de Aldous Huxley y “Orlando” de Virginia Woolf traducido por Borges. El año 1938 es fuertemente femenino, se traducen y se publican “Cumbres borrascosas” de Emily Brönte, “Al faro” de Virginia Wolf, salen a luz dos grandes chilenas, María Luisa Bombal con “La amortajada” y Gabriela Mistral con “Tala”, pero también 1938 es también un año delicadamente masculino, SUR traduce y publica “Advertencia a Europa” de Thomas Mann y “Los judios entre las naciones” de Jacques Maritain. La editorial SUR entre 1939 y 1950 publica más de 40 libros. En la categoría pluma combaten: Bustos Domecq, Silvina Ocampo, Eduardo González Lanuza, José Bianco, Ernesto Sábato, Manuel Peyrou y Samuel Eichelbaum. Entre los pesos pesados están Borges, Mallea, Roger Callois, Denis de Rougemont, Hermann de Keyserling, Charles de Gaulle, Henri Michaux, William Faulkner, T.E. Lawrence, Virginia Woolf, H.G. Wells, George Orwell, Graham Greene, Albert Camus y Jean Paul Sartre.


Lo lindo de este número son las 128 fotos de quienes habían colaborado en el arduo trabajo –como diría Borges- de educar un continente. Antes de tocar la primera foto que es de fines de 1930, quiero comentar una que fue tomada en 1936 durante el transcurso de la reunión de los P.E.N. Clubs internacionales que se realizó aquí en 1936. En la foto se ve a Jacques Maritain, a Henri Michaux y también nos muestra como Stefan Zweig se agarra la cabeza mientras está escuchando a Emil Luwdig, quien está denunciando los asesinatos de millones de judíos cometidos por los nazis en Alemania. Volvamos a la foto de 1930 que fue tomada en la casa escandalosamente moderna que V.O. encargó a Alejandro Bustillo en Barrio Parque -ahora en manos del Fondo Nacional de las Artes, durante la buena gestión de Amalia Lacroze de Fortabat. En la fotografía aparece Victoria al lado de la pintora Norah Borges, una mujer que no conoció la maldad. Luego está Eduardo Mallea a quien ya le brillan en sus ojitos los títulos de sus próximas novelas. De La Plata ha venido el dominicano Pedro Henríquez Ureña, maestro de los maestros. Luego se ubica Guillermo de Torre, cuñado de Borges e hipoacúsico famoso, según Borges los dos se llevan muy bien porque “él no me oye y yo no lo veo”. No pueden no estar: Enrique y Eduardo Bullrich, amigos de la casa; Francisco Romero, un profesor de lo más serio y Oliverio Girondo, un alumno de lo más divertido. El forense Jorge Luis Borges –licenciado en epitafios. La justamente olvidada Carola Padilla. Ramón Gómez de la Serna, artista invitado. El exquisito músico suizo –cuya batuta ha sido bendecida por Stravinsky- Ernest Ansermet, a quien por esos días Victoria ha vestido de gaucho para gastarle una broma a de la Serna (la cara que habrá puesto Ramón cuando el gaucho empezó a hablar en francés). Last but not least, María Rosa Oliver, comunista y millonaria. Esta foto primigenia ha sido tan multiplicada que me exime de todo comentario. El resto de las fotos en su mayoría son de tamaño carnet, hay algunas muy buenas tomadas por Man Ray, cuyo álbum fue decomisado por la policía cuando Perón ordenó el allanamiento de la revista. (En 1953 la decomisada sería ella) También son dignos de ser releídos los mensajes que varios escritores amigos le hicieran llegar a V.O. para la fecha. Siempre recuerdo como terminaba el de Jules Supervielle: Nunca nada es demasiado evidente


Termino esta nota con un aguafuerte del personaje: Era alta como una puerta y encima, silenciosa. Tenía todos los gestos de la pionera indomable y lo fue para el bien de las primeras semillas que sembró en un territorio donde la mujer estaba excluida del cultivo. Para mayor espanto de las matronas de su época, Victoria regó ese desierto y a más de una boca sedienta le enseñó que el agua no se mastica. Primero como sargento y luego en grado heroico, fue una Sarmientina que con los años alcanzó la medalla de ese digno troquel. Muy joven se preparó para las tablas, pero tuvo que actuar en el escenario de las letras y no retrocedió ante ningún papel por antagónico que fuera. Hubiera querido ser una Sarah Bernhardt o una Eleonora Duse, aunque con toda su timidez y su violencia fue Perséfone y después, pudo ser Victoria Ocampo, divinidad a la que tuvo que tranquilizar. La ayudaron los poetas franceses, un par de músicos y ese gran médico homeópata que es el tiempo. Contó con la música de Ravel y los almanaques de todos los impresionistas; ya más tranquila, mejoró con Debussy y el efecto calendario de haber vivido el Art Nouveau, el Art Deco y la Bauhaus. La tijera de su verdad estaba hecha para el género epistolar, por ende, no escribía para presentar un estilo sino para llegar lo más pronto al correo. Envió cartas espléndidas, aunque a mí me despachó una tajante: “No me mande regalos, no los necesito para saber el interés que usted se toma por Sur y que le agradezco.” Por esas vueltas que tiene la vida, corría el año 2003 y me piden que clasifique una serie de cartas que ella le había escrito a Ángel J. Battistessa. Algo me alerta de la autoridad de su presencia: unos truenos demoledores y la lluvia. Sus cartas en la mesa tiemblan como pajaritos azules cuando perciben la curiosidad de mis manos. Empiezo a revisar las cartas. En una de ellas le insinúa a Battistessa que sea Alicia Jurado quien la suceda en la Academia Argentina de Letras; en otra, le solicita licencia al presidente de la Academia (ya sabe que está mal y que tiene para rato) y le pide que la visite y que lo haga acompañado de Juan Carlos Ghiano, pero luego se arrepiente y cubre el pedido con un prolijo parche móvil, de modo tal que si uno fisgonea puede averiguar de quien se trata. Genia y figura de la cuna a la sepultura. Victoria Ocampo, ahora inmortal, se abre paso como leyenda.
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Dos informes metafísicos:


INFORME DEL CIELO Y DEL INFIERNO

de Silvina Ocampo

"A ejemplo de las grandes casas de remate, el Cielo y el Infierno contienen en sus galerías hacinamientos de objetos que no asombrarán a nadie, porque son los que habitualmente hay en las casas del mundo. Pero no es bastante claro hablar sólo de objetos: en esas galerías también hay ciudades, pueblos, jardines, montañas, valles, soles, lunas, vientos, mares, estrellas, reflejos, temperaturas, sabores, perfumes, sonidos, pues toda suerte de sensaciones y de espectáculos nos depara la eternidad.Si el viento ruge, para ti, como un tigre y la paloma angelical tiene, al mirar, ojos de hiena, si el hombre acicalado que cruza por la calle, está vestido de andrajos lascivos; si la rosa con títulos honoríficos, que te regalan, es un trapo desteñido y menos interesante que un gorrión; si la cara de tu mujer es un leño descascarado y furioso: tus ojos, y no Dios, los creó así.Cuando mueras, los demonios y los ángeles, que son parejamente ávidos, sabiendo que estás adormecido, un poco en este mundo y un poco en cualquier otro, llegarán disfrazados a tu lecho y, acariciando tu cabeza, te darán a elegir las cosas que preferiste a lo largo de la vida. En una suerte de muestrario, al principio, te enseñarán las cosas elementales. Si te enseñan el sol, la luna o las estrellas, los verás en una esfera de cristal pintada, y creerás que esa esfera de cristal es el mundo; si te muestran el mar o las montañas los verás en una piedra y creerás que esa piedra es el mar y las montañas; si te muestran un caballo, será una miniatura, pero creerás que ese caballo es un verdadero caballo. Los ángeles y demonios distraerán tu ánimo con retratos de flores, de frutas abrillantadas y de bombones; haciéndote creer que eres todavía niño, te sentarán en una silla de manos, llamada también silla de la reina o sillita de oro, y de ese modo te llevarán, con las manos entrelazadas, por aquellos corredores al centro de tu vida, donde moran tus preferencias. Ten cuidado. Si eliges más cosas del Infierno que del Cielo, irás tal vez al Cielo; de lo contrario, si eliges más cosas del Cielo que del Infierno, corres el riesgo de ir al Infierno, pues tu amor a las cosas celestiales denotará mera concupiscencia.Las leyes del Cielo y del Infierno son versátiles. Que vayas a un lugar o a otro depende de un ínfimo detalle. Conozco personas que por una llave o una jaula de mimbre fueron al Infierno y otras que por un papel de diario o una taza de leche, al Cielo".

Del libro “LA FURIA”

INFORME METEOROLÓGICO

de Carlos Juárez Aldazábal

En zonas de clima húmedo la soledad se amontona en las articulaciones de los ancianos. El fenómeno, afecta también a individuos jóvenes provenientes de otros climas, con la diferencia de que en éstos el cuadro sintomático se agrava al incidir en sus músculos un diluvio de cisnes –ignorado por los ancianos- que trasmite la tristeza a sus órganos respiratorios.Empeñados en detener los efectos nocivos de la humedad, los especialistas recomiendan a las personas mayores el uso de mascotas.A los jóvenes provenientes de otros climas les sugieren, además, las siguientes